Por Natalia Guerrero, psicóloga y sexóloga de Medical Sex Center
Profesional sería comenzar con la definición técnica que explicara esta palabra, pero precisamente el orgasmo es uno de esos conceptos que no se conquistan sólo con entenderlos.
Ofelia se escribe con O, de orgasmo, pero lamentablemente la señora Ofelia, de 76 años, ha acudido a la consulta porque tuvo 8 hijos y jamás en su vida ha probado uno.
Ahora que su esposo «dejó el mundo de los vivos», se permitió pedir ayuda y hacer todas esas preguntas que siempre guardó bajo su enagua. Quiere saber qué es el placer sexual, cómo se obtiene y obtenerlo.
Es cierto que Ofelia nació y creció antes de que el placer sexual femenino fuera el centro de programas televisivos, tiendas eróticas, revistas y accesorios de moda. Pero, lamentablemente, incluso entre las mujeres que crecieron con las aventuras de Samanta Jones, encontramos ojeras tristes por falta de orgasmo.
«Mi madre me castigaba si ‘pelaba los dientes’, porque sonreírle a los hombres no era digno de respeto. Imagínese los tabúes que me trasmitieron sobre el sexo. Nunca pude disfrutarlo», comentó Ofelia.
La anorgasmia (o incapacidad para alcanzar el orgasmo) puede ser primaria o secundaria. Se llama primaria cuando una mujer o un hombre tienen una historia como la de la señora Ofelia. Es decir, nunca en su vida, ni en relaciones sexuales, ni masturbándose, ni en sueños, ha tenido un orgasmo. Secundaría, en cambio, es cuando la persona ha logrado probar al menos una vez el orgasmo, pero en situaciones específicas o después de un evento traumático, tiene dificultades para alcanzarlo.
La anorgasmia tiene distintas causas. Algunas personas no llegan al orgasmo porque no saben cómo provocarlo y, por lo tanto, después de algunas clases de anatomía básica, resuelven su problema. Otras personas tienen condiciones físicos que dificultan la respuesta orgásmica, pero los médicos que han visitado no han individuado ese problema.
Hay casos que son más complejos, porque involucran de manera más profunda la biografía de la persona, su autoestima y las relaciones interpersonales que sostienen. La buena noticia es que todas pueden mejorarse gracias a una apropiada Terapia Sexológica.
Nuestros cuerpos están diseñados para obtener bienestar y salud de nuestro placer sexual. Si por algún motivo alguien se encuentra en la situación de que no tiene placer sexual, le está impidiendo a su ser alcanzar el mejor nivel de bienestar. Paragonable a comer mal, llevar una vida sedentaria o dejarse estar.
En sus sesiones, Ofelia aprendió que el Placer Sexual es un derecho humano y que es justo pedir ayuda para alcanzarlo. Llegando a los 77, Ofelia sintió su primer orgasmo y, tumbada en la cama, «peló los dientes» con fuerza mientras pensaba: «Nunca es tarde para recuperar el tiempo perdido».
Columna publicada en Revista Vanidades: http://vanidades.taconeras.net/2013/04/16/la-sexologa-el-orgasmo/
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