La cuarentena llegó a su fin en muchas comunas urbanas de Santiago y en otras tantas rurales de alrededores, dando paso a una etapa de transición. La tan esperada «nueva normalidad», como habitualmente la llamamos, trae aparejada una mezcla de sensaciones donde las ganas de recuperar el tiempo perdido y de regresar a la vida que tuvimos q dejar en pausa por unos meses, se contrapone con la ansiedad, el estrés y la incertidumbre que genera, de un momento para otro, retomar nuestra cotidianidad después de tantos días de confinamiento.
Los bares y restaurantes volvieron a abrir sus puertas, implementando las normas sanitarias pertinentes y los encuentros vuelven a ser una realidad. Aquellas citas truncadas por el confinamiento comienzan a llevarse a cabo y para las parejas que se formaron durante la extensa cuarentena a través de las redes sociales o aplicaciones de citas y que coquetearon con el sexo virtual, llegó la hora del tan ansiado encuentro y de disfrutar de la sexualidad de forma presencial sin pantallas de por medio.
Tras este contexto excepcional de confinamiento y meses sin mantener relaciones sexuales piel a piel, el deseo y las ganas de volver a disfrutar de las sensaciones de un beso, una caricia, un roce, se pueden ver opacadas por la inseguridad y el nerviosismo que se hacen presentes cuando la intimidad es inminente.
Luego de un considerable tiempo sin encuentros sexuales, suele aparecer el temor infundado de haber perdido experiencia, de haber disminuido o entorpecido las habilidades sexuales, de no saber cómo interactuar con la pareja; incluso tras varios meses sin realizar actividad física podemos sentirnos poco a gusto con nuestro cuerpo, baja autoestima y al momento de quitarnos la ropa frente a una nueva pareja, vergüenza. Todas estas tensiones que son producto de nuestra mente, pueden jugarnos una mala pasada, por lo tanto debemos intentar no darle mucha importancia a estos pensamientos y entregarnos al deseo y al disfrute.
El nerviosismo y la ansiedad, pueden traer aparejados disfunciones sexuales, entre las que se destacan las eyaculación precoz y la disfunción eréctil.
Esta incapacidad para controlar la eyaculación durante la excitación, en muchos casos está relacionada con el sistema nervioso. Factores psicológicos como la ansiedad, la tensión, el estrés y los nervios pueden ser los desencadenantes.
En el caso de la disfunción eréctil, el miedo por el acto sexual, la ansiedad y la depresión, que en esta ocasión el confinamiento provocó en gran parte de la población, pueden ser los causantes de no lograr la erección.
Es importante recordar que nuevo encuentro sexual después de un considerable tiempo sin tener relaciones, puede producirnos inseguridades y temores, pero lo recomendable es no atormentarse con esos sentimientos y entregarse al disfrute y al placer.
La disfunción eréctil y la eyaculación precoz son disfunciones que disminuyen notoriamente la calidad de la vida sexual, pero afortunadamente tienen solución. Si estas situaciones son frecuentes durante tus encuentros sexuales, realiza una consulta con un profesional que evaluará tu caso y te brindará un tratamiento a tu medida.
En Medical Sex Center, contamos con un grupo multidisciplinario, conformado por profesionales especializados en el área de sexología, dispuestos a ayudarte a alcanzar la calidad de vida sexual que mereces.
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